Análisis crítico de la figura del economista y su papel durante la crisis económica española
Mariana Galán
Gonzalo Bernardos es analista, consultor y profesor de Teoría Económica en la Facultad de Economía de la Universidad de Barcelona, frecuenta La Sexta Noche y algunas tertulias de RAC1, entre otras. También es responsable de “La gran mentira de la economía”, libro que escribió en 2013, uno de los años más crudos de la crisis. Además, es autor de otros títulos como, por ejemplo, “Cómo comprar una vivienda en España” y “Cómo invertir con éxito en el mercado inmobiliario”.
La profunda crisis que atravesó España, y de la que aún no se libera, no se acaba en la recesión económica, sino que afectó a la estructura del país en las últimas décadas aproximando el país a una posición más que delicada que desencadenó una ola de críticas que intentan diagnosticar las causas de los actuales problemas y posibles salidas, apuntando a los modelos económicos y políticos. Esta crisis económica vino para cuestionar todo el entramado institucional del país, el crecimiento de la desocupación y el aumento de la inactividad, pero también llegó para cuestionar el papel de todos los actores implicados en ella.
Esto es lo que hace Bernardos en su último libro, teje una crítica constructiva a la mala fama de los economistas y, en sus palabras, a la poca competencia en el sector de las predicciones que, en el caso español explotó con el inicio de la recesión. Otra de las razones por las que critica a su gremio es su falta de destreza a la hora de proponer soluciones viables a los desastres que no pudieron predecir. Todo esto lo atribuye a una serie de factores que anulan al economista y su potencial, empezando por el dinero y la dependencia que este les genera, lo que desemboca en manipulación y maquillaje de sus informes y análisis al servicio de quienes abren y cierran el grifo.
En “La Gran Mentira de la Economía”, Bernardos busca analizar qué ha pasado y cómo se ha llegado hasta la crisis, cosa que explica a través de siete capítulos repartidos en tres bloques desde la perspectiva del economista: reflexionado sobre qué ha hecho mal y qué debería hacer para arreglarlo. En el primer capítulo explica el desprestigio de los economistas, en el segundo su excesiva pasión por el dinero, después el mal uso de la ideología, en cuarto lugar los errores derivados de la falsa prudencia, como quinto punto el grave y común error que se comete al pensar que el futuro es una repetición constante del pasado, en sexto lugar el desprecio por los costes sociales y finalmente, la propuesta que pretende señalar cuál es el camino para que los economistas se reconcilien con los ciudadanos.
Bernardos intenta romper la barrera entre la compleja barrera del economista y el ciudadano tipo, bien construida en el imaginario popular, usando una generalización de la profesión para facilitar su comprensión. Así pues, se dibuja al economista como un personaje ambicioso y que antepone sus intereses personales y su bienestar por encima de los comunitarios o grupales, que juega con el dinero ajeno y cuyas decisiones pueden marcar drásticamente el futuro de los demás. Dentro de esta generalización, el autor distingue entre dos tipos de actores: grandes empresarios o accionistas y representantes gubernamentales, a quienes atribuye una mente limitada a pensar exclusivamente a corto plazo y la permisión de dicha irresponsabilidad utilizando mal la ideología política, respectivamente.
Tras el diagnóstico vienen propuestas que plantean posibles soluciones, también superficiales, adoptar algo similar a una doctrina económica keynesiana. Esto puede sorprender al lector, ya que en capítulos anteriores critica a quienes buscan siempre la solución en el pasado. Atribuye también la responsabilidad de lo que pueda pasar en el futuro a la sociedad, llamándola a quitarle poder a los empresarios para devolvérselo a los políticos, tarea nada sencilla teniendo en cuenta el entramado internacional. En palabras de Bernardos, todo depende del pueblo: “Si finalmente no sucede así, cosa que sería sumamente sorprendente, la culpa sería de ustedes, ya que con sus votos deciden el futuro de su país. Este está en sus manos”.
Este libro es ideal para aquellos que empiecen a sumergirse en la comprensión de la macroeconomía, es sencillo, fácil de entender y da la posibilidad de obtener primeras nociones sobre dicho mundo. Sin embargo, no es recomendable para quienes busquen conocimientos más profundos.
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