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1 de mayo: día del trabajador

Foto del escritor: generaciónzgeneraciónz

Sergi Pérez



El día vaticina tormenta, Barcelona está cubierta por un manto de nubes grises que auguran lluvia para los manifestantes del día del trabajador. 1 de Mayo, once de la mañana y la gente empieza a concentrarse en plaza Universidad. “Luchemos por el crecimiento de los salarios y las pensiones” se lee claramente en la pancarta que encabezará la marcha de la Unió Sindical Obrera de Catalunya (USOC). Las siglas del sindicato ondean al viento en pequeñas banderas rojas sujetadas por personas de todo tipo. Así, hombres, mujeres, mayores, jóvenes, autóctonos y extranjeros se agrupan en una amalgama reivindicativa que prepara el inicio de la jornada.

Llegan los Timablersy de pronto las nubes dejan de importar a la multitud. Los primeros toques de tambor alegran las caras de la gente y la USOC, cuya pancarta principal sujetan una larga hilera de pensionistas, empieza a avanzar poco a poco por Ronda St. Pere tras los compases de los timbales. En unos segundos, la calle entera es una fiesta. Entre los manifestantes avanza también Bilal Cherkaoui, un joven de ascendencia marroquí que reside en Santa Coloma de Gramanet, y que ha venido para reivindicar una mejora de las condiciones laborales y, la no discriminación para acceder a un puesto de trabajo.



Y entre gritos, timbales, bailes y consignas llega poco a poco la manifestación a Plaza Catalunya para bajar por las Ramblas como una desfile carnavalesco. Curiosos y turistas que pasean acuden de inmediato a la llamada de los Timbalers sacando sus teléfonos para grabar la escena o aparentar que apoyan la causa. Hashtag #1demayo, así se “moviliza” hoy en día a la clase trabajadora en un país con una casi inexistente conciencia de clase. Una realidad paradójica que se alimenta y crece desde la ignorancia.


Tras girar por la calle Pintor Fortuny, finalmente los manifestantes llegan a su destino en la Plaza de les Caramelles, en donde los últimos redobles y compases se mezclan con un estruendoso aplauso que cierra la marcha. En la plaza se ha dispuesto un modesto escenario al que empiezan a subir los dirigentes y caras más conocidas del sindicato para dirigirse a los protestantes. Se habla del autogobierno catalán, de la crisis institucional con el Ejecutivo central, del 155, los presos políticos, la corrupción, los largos años de crisis, los recortes, de los beneficios macroeconómicos, el feminismo, las pensiones, los jóvenes, las políticas sociales… se habla de esperanza, de cambio, de futuro… Y la multitud asiente, seria y silenciosa, con sus gorras y estandartes rojos de la USOC. Acaban los discursos y la plaza enmudece para entonar solemnemente al unísono el himno de Els segadors,como un cántico revolucionario elevándose hacia el cielo gris de la ciudad.



El acto de la USOC llega a su fin, y entre manifestantes y asistentes corren besos, abrazos y manos que se estrechan de forma fraternal. Ha sido una marcha festiva y llena de vida que ahora sí, culmina en la carpa del catering junto al escenario. Sin embargo no muy lejos, a escasos metros del MACBA, siguen los actos del movimiento obrero en el corazón del Rabal. La CNT-AIT congrega allí a otra pequeña multitud en una serie de filas de sillas plegables, frente a la gran bandera roja y negra que reza “Contra la explotación, autogestión”. Su discurso es más duro y menos político que el de la USOC y, sin embargo, ambos persiguen la misma ambición: El empoderamiento de la clase trabajadora. “¿Crisis? ¡BASTA YA!” leo en una papeleta sobre el mojado pavimento. El mensaje es claro.


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