A un paso del transporte instantáneo y colaborativo
Agustina Caprino
Ya es bien sabido que la Generación Z es sinónimo de movilidad, cultura nómade y desarraigo. “Quiero viajar y conocer”; “Me gustaría probar un poco de todo, cambiar de trabajo”; “Siempre alquilar un lindo apartamento, pero nunca ser propietario”; se escucha entre los grupos de jóvenes hablando en las calles. Pero a estas, se suma un nuevo leitmotiv: el del transporte colaborativo e impersonal.
Ecooltra es una nuevo proyecto que permite el alquiler instantáneo de scooters a través de una aplicación móvil. Este concepto de transporte colaborativo ya se encuentra presente en 5 de las principales ciudades de España, Portugal e Italia. Al igual que el sistema de vodafone bikes, ecooltra opera a través de una app en dónde los usuarios pueden identificar cual es la estación con scooters disponibles más cercana a su ubicación.
“¿Vamos en bus o en el metro?”, un chico de 23 años le pregunto a su amigo, mientras que buscaba el camino más rápido para llegar a destino en su móvil. “ Me parece que llagamos tarde tío, usemos ecooltra”, se escucho por del otro lado. Para el momento en que la luz del semáforo había cambiado a verde, uno de los jóvenes ya había descargado la aplicación de ecooltra y creado un usuario con sus datos personales.
En la aplicación indicaba el precio del alquiler para el trayecto según el tiempo estimado de su duración. Partiendo de 0,24 euros por minuto, el marcador indicaba un costo aproximado de 3 euros por el recorrido completo. “Que barato”, exclamó su amigo. “Si, además incluye el seguro por si te accidentas”, reafirmó el otro.
Luego de unos segundos, el muchacho exclamo con cierta emoción y apuro “ Listo, ya las localizo! Tenemos tres motonetas estacionadas aquí a 200 metros”. Sin dudar un minuto, se largo a caminar siguiendo las indicaciones que la aplicación le daba. Desde atrás, caminando lento con expresión de preocupación, se escuchó al compañero “¡Pero tío no tenemos cascos!”. Cada moto ecooltra viene equipada con 2 cascos, toallitas higiénicas, y una llave inteligente que esta conectada con la app. “No os preocupéis” respondió el otro.
Los chicos llegaron al lugar dónde aguardaban sus motonetas, subieron a ellas y cada uno se puso su casco. Luego de habilitar su inicio desde la app, oprimieron el botón de encendido ubicado debajo del asiento, y los motores comenzaron a sonar. Justo antes de lanzarse a la calle, el amigo con tono nervioso exclamó: “Espera, ¿Donde las dejamos luego?”, “En el mismo lugar donde bajamos, solo necesito avisar que terminamos el recorrido y listo”. El pie de su amigo apretando el acelerador dio la señal y ambos salieron a la avenida emprendiendo esta nueva travesía por la ciudad.
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